EL ERMITAÑO (IX)


 

EL ERMITAÑO (IX)

 

El naipe de El Ermitaño, el fraile, el monje, el cenobita, simboliza el paso del tiempo, la vejez y la acumulación de experiencia. La avanzada edad que representa nos descubre a un hombre mayor, tal vez retirado ya del mundo, que busca el significado de su existencia y que nos brinda consejo y guía para iluminarnos. Este anciano es sabio, y aunque se encuentra inmerso en una crisis vital, nos muestra una visión clara del mundo con altruismo y abnegación.

 

Es preciso advertir que con este arcano siempre hay que considerar la respuesta a dos niveles: material y mental. En línea generales, el arcano IX siempre nos habla de moderación, prudencia y cautela, por lo que advierte de retrasos y demoras en cualquier acción emprendida. Su simbolismo nos indica que hay que caminar despacio por la vida, mirando bien dónde ponemos los pies en cualquier aspecto de nuestra existencia, es decir, reflexionando mucho y sin precipitaciones, pues éstas nos pueden llevar al fracaso.

En su lento caminar, este peregrino nos sugiere paciencia, y nos habla de que con un espíritu de sacrificio, seremos capaces de conseguir lo que nos proponemos. Sin embargo, nos advierte de que ese espíritu de sacrificio puede conllevar austeridad, frugalidad y tal vez escasez de recursos, de dinero e incluso pobreza. No obstante, ninguno de ellos es un obstáculo para el Ermitaño, que en su soledad e introspección, se dedica al estudio y a la meditación en un afán de encontrar la espiritualidad y misticismo que tanto desea. Mientras tanto, prosigue su lento y perseverante paso sin flaquear ni un instante, iluminando siempre a la carta que le antecede, como desprendiéndose de ella pero sin querer perderla del todo. Es la perpetua crisis del Ermitaño, pero no tiene por qué ser siempre negativa.

 

Pero a pesar de toda esa sabiduría que ostenta, también tiene su lado negativo, que muestra invertido o mal aspectado. En general puede indicar un periodo de hambre, penuria o escasez. Debido a ello, se vuelve mezquino y refleja avaricia, tacañería, usura, e incluso puede padecer una mendicidad patológica. Eso lo puede sumergir en una soledad no deseada, rodeada de silencio y aislamiento, donde el frío invierno lo hace arrebujarse en sus largos ropajes. A pesar de las gruesas telas, su situación de debilidad pronostica dificultades para superar una enfermedad, probablemente senil, como Parkinson o arterioesclerosis.

 

En su aspecto negativo, es el mendigo, el hombre que ha rechazado las obligaciones del mundo y que aspira únicamente a vivir de la lismona y la caridad, lejos de las grandes ambiciones y pasiones.

 

PROFESIONES: algo que requiera interiorización (psicólogo, científico, religioso, investigador).

 

LUGARES: grutas. Cementerios. Ruinas y cárceles. Lugares solitarios. Minas. Hospitales.

 

AMOR: como antes indicaba, refleja soledad, soltería y celibato, incluso misoginia en ocasiones. El arcano nos habla en general de castidad, y augura un retraso en la aparición de pareja. También puede referir falta de compenetración sexual en la pareja dependiendo de la pregunta efectuada.

 

SALUD: rige pies, tobillos y plexo solar, y alude en general a enfermedades geriátricas, demencia senil y envejecimiento precoz. También simboliza el insomnio y una convalencia larga. Para conseguir la total recuperación aconseja frugalidad, dieta y naturismo. El Ermitaño se maneja bien con las hierbas medicinales, por lo que el arcano hace referencia a la homeopatía, la digitopuntura y la medicina holística.

 

CLIMA: pronostica tiempo frío y desapacible. La humedad será alta, y habrá posibilidad de rocío y escarcha. En general indica cielo cubierto.

 

 

 

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