EL PODER DE LOS MINERALES


El Poder de los Minerales

El Poder de los Minerales – Mayte del Sol

Es muy habitual que cuando se habla de este tema, exista cierta tendencia a creer que todo lo relacionado con los minerales o piedras preciosas o semipreciosas, y los poderes o cualidades que se les atribuyen no sean más que fantasías o un invento para hacer negocio de ello. Realmente no se puede negar dicho enfoque, pues hay determinadas personas que se forjan ideas de este tipo para creer en algo y concederle poder. En el fondo lo necesitan para que les dé fuerza. Como digo muchas veces, precisan tener fe, aunque sea en un simple mechero.

 

Ya sea desde tiempos remotos y en viejos rituales, como en la actualidad, tanto los cristales como los minerales y las piedras se han venido utilizando como talismanes o amuletos, pero también como portales entre los mundos sutiles y el nuestro. Nuestros ancestros consideraban que algunas «piedras» poseían poderes curativos en base a la mayor o menor vibración energética que emitían. Sin saberlo con la exactitud que hoy día nos brinda la ciencia, los pueblos antiguos intuían esas vibraciones y las utilizaban en su beneficio, porque intuían que cada mineral era único y se creía que poseían propiedades mágicas.

 

El conocimiento del mundo mineral comenzó partiendo del uso directo de las piedras que se recogían en la superficie de la tierra. El hombre descubrió cómo convertir una piedra en un hacha o un martillo, una punta de lanza, flechas, cuchillos, rascadores u otras herramientas de trabajo. Pero también aprendió a tallar los minerales más bellos que encontraba, y a su manera, a crear joyas. Después las ofrecía a los dioses mediante ceremonias, y en comunidad con sus congéneres.

 

Hoy día ya conocemos que determinadas piedras o minerales, colocadas en un lugar concreto de nuestro cuerpo físico, pueden hacer vibrar ciertas partes energéticas (chakras) de nuestro cuerpo sutil. https://maytedelsol.com/minerales-companeros-de-suenos/

De esa manera, sanan nuestro cuerpo o, simplemente, lo llenan de energía y bienestar, que no es poco. El motivo de que esto suceda es porque los minerales, al igual que cualquier objeto o ser en el universo, albergan energía en su interior.

 

Como provienen de la Tierra, son elementos naturales con vibraciones propias. Los minerales trascienden en el tiempo y se transforman según las eras, grabando en si mismos la historia geológica del planeta. Y de ahí que cada piedra tenga su función, dependiendo de sus colores y propiedades. Además, según el punto de vista esotérico, y también en base a diversas prácticas ocultistas, los minerales son potentes canalizadores y depósitos de energía, así como grandes ayudas a la hora de diversas prácticas espirituales.

 

EL PODER DE LOS MINERALES

Por supuesto, hay piedras más poderosas que otras, y algunas que sólo pueden resultarles eficaces a según qué personas. Incluso determinados minerales poseen una energía tan fuerte que podrían agotar a su portador si no está acostumbrado a manejar la energía de ese modo. Es tal la riqueza que nos proporciona la Madre Tierra, que hasta ahora se han descubierto aproximadamente 4.900 tipos de minerales en el mundo. Los minerales poseen una composición química muy concreta, y dado que se han realizado muchos estudios al respecto, la mayoría de ellos coinciden en que hay un poder energético y sanador en algunos de ellos (obviamente, no todos tienen las mismas propiedades).

 

Decía Nikola Tesla que en un cristal o mineral se encuentran pruebas claras de la existencia de un principio de la vida formativa, y aunque no podamos entender la vida de un cristal, no obstante es un ser vivo. Tesla nos dejó en su legado una buena explicación acerca del funcionamiento del mundo mineral, porque decía que la vibración de la energía es fundamental para el entendimiento del universo, y demostró que ciertas formas de energía pueden cambiar la resonancia vibratoria de otras. Es lo que sucede con los minerales y nuestro propio cuerpo humano, porque se considera que cambian la vibración de las células del cuerpo, los chakras y los cuerpos de una manera sutil, pero sobre todo poseen una gran habilidad para equilibrar el flujo de energía en el cuerpo.

 

Hay corrientes filosóficas que dicen que nuestros parientes animales no son los más lejanos, sino los más cercanos. Aunque los mamíferos o reptiles representan etapas anteriores en el desarrollo humano, es el reino mineral el que es domina nuestra ascendencia y origen más lejanos. Digamos que son nuestros ancestros olvidados.

 

James Clerk Maxwell, un brillante físico escocés que vivió en el siglo XIX y que dejó un legado fabuloso para la física actual, empleaba los conceptos del electromagnetismo y de la teoría cuántica para explicar cómo todo vibraba a una frecuencia determinada. Según él, este aspecto permite que los cristales posean una capacidad de cambiar las frecuencias de otros objetos y cuerpos cuando ocupan el mismo espacio. O sea, no es que quitemos a una persona u objeto y pongamos en su lugar un cristal, sino que si los ponemos a la par, al mismo tiempo y en el mismo espacio, el cristal le cambia la frecuencia vibratoria al otro, sea una persona o lo que sea. Es curioso pero cierto, y viene a colación de lo comentado respecto a las terapias alternativas y al uso que hacen de los minerales para según qué procesos o sanaciones.

 

En la actualidad apenas se le da importancia, pero el reino mineral nos proporciona una ayuda muy importante para desarrollarnos. Eso es algo que sabían bien los antiguos. En la Antigua Roma se utilizaban amuletos de cristal para ayudar a recuperar o mejorar la salud, y también eran empleados como talismanes protectores en la guerra. Otro pueblo antiguo, el egipcio, colocaba un lapislázuli en el lugar del corazón de un difunto, porque decían que así le ayudaba en su reencarnación. También ponían un cuarzo para equilibrar la energía del cuerpo del difunto a través de la iluminación, y le colocaban piedras preciosas en el ombligo porque creían que eso les despertaría la energía sexual y el Tercer Ojo.

 

También los chinos tenían sus creencias, como utilizar agujas de cristal cuando empleaban la acupuntura para sanar, o la amatista para pasar de un estado normal de conciencia a uno de meditación. Incluso los griegos antiguos empleaban el hematite para volverse invencibles en las guerras y batallas, porque la consideraban hielo eterno enviado del cielo. Precisamente, el hematite es muy curioso. Posee muchas propiedades, pero para mí una muy importante es la de la protección.

 

  • Si la colocas en la entrada de casa, de cara a la puerta de la calle para que refleje (porque es plateada y brillante), todo lo que entra o quiere entrar cuando alguien llega a tu hogar, te protege contra las malas energías y pensamientos que puedan portar. El Hematite es un piedra muy protectora que disuelve la negatividad.

 

EL PODER DE LOS MINERALES

Por el momento, los minerales sólo se utilizan para prevenir enfermedades y afecciones de origen principalmente energético o emocional. Cada cual tiene su propiedades, y aquí cito algunas de ellas:

  • El Cuarzo Blanco da fuerza y energía, y puede ayudarnos a sobrellevar mejor un mal momento, sentimientos negativos como la culpabilidad, o simplemente un mal de amores. También se puede utilizar para sentirnos más serenos, por ejemplo ante posibles miedos y angustias.
  • El Cristal de Cuarzo o Cristal de Roca amplifica la energía, y potencia el efecto de otros cristales. En general, es un regulador de la energía, y por eso, atrapa la negativa, sea del tipo que sea, y la neutraliza, como la radiación o las emanaciones electromagnéticas. Además, el Cristal de Cuarzo mejora mucho las habilidades psíquicas, y ayuda a la concentración y a desbloquear la memoria. Eso es muy bueno si por la mañana queremos recordar los sueños.

 

  • Si se pone en la mesita de noche, es muy bueno para dormir porque deja que nuestra energía se recupere y equilibre. Y si tenemos dos mesitas de noche en la habitación (lo digo por propia experiencia), y en una colocamos un Cristal de Cuarzo (por ejemplo, una punta), y en la otra ponemos una Turmalina – que absorbe y trasmuta las energías negativas -, o un Ónix – el gran protector dentro del mundo mineral -, hacen de escudo protector para que durante el sueño no puedan atacarnos energéticamente entidades de ningún tipo.

 

  • El Ónix es muy poderoso y absorbe, como si se la llevase a un agujero negro, cualquier energía negativa que este dentro nuestro, o que llegue a nosotros desde afuera en forma de ataque psicológico o psíquico. Es bueno usarlo una vez a la semana para limpiar la propia aura y también cuando sepamos que vamos a encontrarnos con personas o situaciones negativas, o cuando visitemos hospitales o funerarias.

 

  • La combinación de ambas es una protección asombrosa con resultados increíbles. Colocándolas como indico podemos dormir tranquilamente, que nada malo a nivel psíquico nos va a suceder.

 

  • La Amatista es una piedra que ayuda en la meditación. Se caracteriza por su color violeta, que puede ser más o menos intenso en función de la cantidad de hierro que contenga la piedra. Infunde serenidad y calma. Puede programarse para que guíe la mente durante el sueño, dejándola luego bajo la almohada o, haciendo esto último, para tener sueños apacibles y agradables, y además libres de traumas y miedos.

 

  • El Ojo de Tigre, también conocido como “Piedra de la libertad”, ayuda a resolver dilemas y conflictos internos, pero también es una piedra de protección utilizada para repeler el “Mal de Ojo” y proteger de la negatividad. Además, ayuda a reconocer conexiones establecidas en el pasado con otras personas, y los lazos kármicos entre ellos.

 

Tanto en Internet como en las librerías hay mucha información sobre los distintos minerales y gemas, así que no me voy a extender mucho en esto porque cualquiera puede conseguirla en los sitios mencionados.

 

Se suele decir que «El mineral es quien elige a su dueño». Por eso, mi consejo es que, si deseamos adquirir uno para tenerlo como talismán o piedra protectora, nos dejemos llevar por nuestra intuición y por aquel que más nos atraiga. Cuando sentimos atracción por una determinada piedra, no debemos ignorarla.

 

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