Noche de Halloween


Noche de Halloween

 

Si ya de por sí el otoño es mágico, con esas tonalidades rojizas que parecen envolverlo todo y sumergirnos en un mundo de fantásticas leyendas, que este mes culmine en la noche de mayor embrujo del año lo hace aún más especial. Las lluvias van preparando a la tierra para su letárgico reposo invernal, y el nuevo año da comienzo para algunas culturas y creencias, especialmente las de los pueblos del norte. Éstos, acostumbrados a crudos y duros inviernos, se regían antiguamente por los ciclos de la naturaleza y despedían al año en estas fechas. Era el 31 de Octubre cuando se decía adiós a la mitad luminosa del año, y se daba la bienvenida a la mitad oscura. En esta época la cosecha terminaba, y con ella el reinado de Baal, el dios celta de la primavera y el verano. A partir del 1 de noviembre, entraba a reinar Samhain, el dios de la muerte.

 

Según el pueblo celta, el 31 de octubre por la noche se producía un intervalo entre esos dos reinados. Las fronteras entre lo natural y lo sobrenatural dejaban de existir, y los muertos aprovechaban el momento para deambular por el mundo de los vivos. Era por eso por lo que se celebraba «All Hallow’s Eve» (posteriormente Halloween), noche en la que el velo entre ambos mundos se rasgaba fundiéndose en uno solo. El festival que se celebraba en estas fechas era considerado el «Festival de la muerte», y durante esas horas se podía tocar, palpar e incluso cruzar al mundo de los muertos.

 

La tradición cuenta que, en esos momentos, los espíritus de los fallecidos que todavía no habían continuado su camino hacia la luz, podían hacer acto de presencia. Si alguno de esos espíritus aún en tránsito era funesto, ponían sus Jack – o – lanterns, las famosas calabazas que tanto se comercializan hoy en día, y que con su cosecha real ponen fin a los frutos que la tierra da antes de sumergirse en el frío. Es típico vaciarlas y decorarlas con caras, pero lo que más se hacía en tiempos era colocar una vela encendida en su interior, ya fuese para convertirla en linterna que sirviera de guía e iluminase el camino a casa de los nuestros, como de elemento disuasorio para los espíritus no invitados.

 

Éste es un momento en el que se descorre el velo entre los dos mundos, y que favorece intensamente la adivinación. La noche es idónea para leer el tarot, consultar la bola de cristal, vigilar y anotar nuestros sueños y los mensajes que en ellos podamos recibir… aparte de realizar otros rituales como los que os he dejado en la pestaña correspondiente, disfrutar con vuestra gente de diversión, si sois de los que os disfrazáis, decorar vuestra casa con calabazas, o tan sólo poner vuestra linterna-calabaza en la puerta (ya sabéis que la podéis sustituir por una vela blanca).

 

Sea vuestra forma de celebrarlo la que sea, espero que aprovechéis todas esas fuerzas tan especiales que en esta noche de Halloween se dan cita.

 

¡Feliz Samhain!