En la imagen del arcano vemos a un hombre joven trabajando con tesón, moldeando los oros o pentáculos con laboriosidad y esmero, y realizando un esfuerzo personal por conseguir unos resultados óptimos.De eso precisamente es de lo que nos habla el Ocho de Oros, de tesón y trabajo para realizar alguna tarea o nuevo trabajo que todavía no dominamos. Es el aprendiz que se especializa, el que aprende una negocio o profesión a base de dedicación y horas, ganando confianza y auto-estima.
La facilidad para el aprendizaje es máxima, pues hay una gran predisposición por parte del individuo. Aunque de momento el trabajo es constante, está mal remunerado, pero no obstante concede una estabilidad económico-financiera muy tranquilizadora. Si seguimos adelante sin decaer ni perder la ambición, y empleándonos a fondo, conseguiremos nuestra meta gracias a los esfuerzos realizados.
Invertida o mal posicionada nos advierte de que esas ganas de trabajar desaparecen, dando paso a la pereza y falta de ambición. Ya no sentimos ganas de aprender, pero no obstante la codicia y el deseo de hacer dinero rápido se apoderan de nosotros, y nos pueden llevar a volvernos avariciosos e incluso a realizar actos miserables. A veces, podemos volvernos vanidosos y jactarnos de algo de que en realidad no hemos realizado de una forma tan correcta como promulgamos a los cuatro vientos.
Ese exceso de codicia o ambición debe ser moderado cuanto antes, porque de lo contrario nos enfrentaremos con graves problemas financieros en un plazo de tiempo muy corto.