Siete de Oros


 

Siete de Oros

 

El individuo principal del naipe que nos ocupa aquí parece mirar el fruto de su cosecha de una manera perpleja. Es como si, a pesar del esfuerzo, algo no hubiese salido según sus pretensiones, cosa que le hace sentir dudas y extrañeza. Sin embargo, la interpretación de este arcano no es tan negativa en líneas generales, siempre que lo sepamos enfocar desde el punto de vista correcto en la lectura que estamos realizando.

 

El Siete de Oros indica a menudo una buena situación financiera, conseguida a base del esfuerzo que hemos invertido en la tarea. Tras unas probables ayudas económicas que nos han venido muy bien para nuestros negocios, hemos alcanzado la estabilidad monetaria. Por fin hemos llegado al final de nuestras luchas, y logrado el éxito material.

 

Como se aprecia, llegados a este punto todo parece ir francamente bien. No obstante, el arcano habla también de un evidente inconformismo, especialmente en cuestiones económicas, ya que no se está satisfecho con lo obtenido. Por eso, la lectura del Siete de Oros nos habla de paciencia y perseverancia para lograr el fruto completo de nuestra cosecha, aunque para ello tengamos que tomar alguna decisión arriesgada. El obstáculo a superar se presenta difícil, pero irá acompañado de la buena suerte, y el triunfo está prácticamente asegurado aunque no debamos bajar la guardia. Se presentarán nuevas ocasiones y excelentes contratos laborales, incluso la posibilidad de comprar propiedades considerables que aumentarán nuestro patrimonio.

 

El consejo del arcano cuando aparece al derecho es bueno: indica una perspectiva favorable para seguir adelante en nuestros negocios, aunque reflexionando bien antes de comprometernos en cualquier tipo de especulación financiera.

 

Invertido o mal posicionado en una lectura, el naipe nos alerta de pérdidas y fracasos por inversiones irreflexivas y aventuradas. Hay posibilidad de estafas y mala suerte en general, lo que nos provocará frustración, inquietud y ansiedad. Se impondrá, por tanto, tomar conciencia de que nosotros somos los culpables de esa situación tan desfavorable, pues nos hemos dejado llevar por la vagancia, y los milagros no existen. Es posible que los remordimientos nos puedan atormentar, y la ansiedad por la posible bancarrota y ruina podría destrozar nuestra vida.

 

Por eso, necesitamos más paz interior para resolver nuestros problemas. Hay que actuar con prudencia y esperar tiempos propicios.

 

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