Sean del palo que sean, en el tarot los Caballos o Príncipes aluden antes a un tipo de carácter o una forma de actuar o pensar, que a personas concretas, aunque también esto último puede darse en ocasiones. Cuando aparecen, suelen hablar de una conquista en su elemento, y si se refieren a personas, indicarán que éstas sólo están de paso en nuestra vida.
El porte erguido y bravo del Caballo de Bastos nos induce a pensar inmediatamente en acción. No en vano, el palo de Bastos siempre habla de ello, sugiriendo movimiento y actividad. Por tanto, este naipe indica un pensamiento de conquista, especialmente en el ámbito familiar y laboral. Puede hacer referencia a retos y entusiasmo en el trabajo, ya que lo que tenemos en mente nos produce excitación por comenzarlo. No obstante, hay que estar alertas ante cambios inesperados, una partida repentina, un traslado o mudanza, viajes y desplazamientos en general por trabajo, e incluso marchar al extranjero. En este caso, nos hablaría de una partida, emigración o cambio de residencia inminente.
Debido a que al derecho siempre habla de plazos cortos, hay que considerar a este arcano una carta rápida, por lo cual cuando aparezca deberemos pensar que los acontecimientos se precipitarán y desarrollarán con gran velocidad. A este respecto, hay que meditar antes de tomar decisiones irreflexivas, tener cuidado y ser planificados. Si obramos de esta forma, podremos tener éxito en nuestros objetivos.
Por el contrario, acompañado de arcanos negativos o si aparece invertido, nos indica que los viajes y planes que teníamos previstos se pueden ver cancelados o aplazados. Siempre habla de una interrupción y su posterior frustración, lo que puede generar peleas y discordias. La insatisfacción se apoderará del ambiente, y hasta los proyectos pueden desviarse de sus objetivos finales, generando desarmonía con los nuestros. Como consecuencia, podría indicar una crisis conyugal o una separación afectiva muy dolorosa, sobre todo por falta de decisión.